Incontinencia es una condición que afecta a más de 35 millones de estadounidenses de todas las edades. Lidiar con la incontinencia puede ser difícil a cualquier edad, pero ayudar a un niño con una discapacidad, como el autismo, a aprender a controlar la incontinencia puede ser especialmente desafiante.
De niño, aprender a usar el baño es una parte normal del desarrollo. E incluso en niños que no tienen una discapacidad física, mental o emocional, el ritmo al que desarrollan esta habilidad varía mucho. Sin embargo, para algunos niños con autismo, otros factores pueden influir en la forma en que aprenden a usar el baño. El autismo es un trastorno del espectro provocado por una disfunción del sistema nervioso central. Suele diagnosticarse en los primeros tres años de vida. Los niños con autismo experimentan deterioro de habilidades sociales comunes (hacer contacto visual, interactuar con otras personas o leer señales sociales), dificultades de comunicación (retraso en el desarrollo del lenguaje o falta total del habla) y desafíos de comportamiento (movimientos corporales estereotipados y repetitivos, apego extremo a rutinas, intereses inusualmente intensos o enfocados y sensibilidades sensoriales a entornos que incluyen sonidos, luces, olores y texturas.
Al observar estas características del autismo, es fácil comprender cómo algunos niños con autismo pueden tener dificultades a la hora de aprender a ir al baño o a permanecer continentes.
Usando las 5 Ps.
La incontinencia puede presentarse de muchas formas, pero existen algunas formas comunes de abordar la situación. Las llamamos ‘Las 5 P’ y pueden ayudar a que el tratamiento sea más tolerable para los cuidadores y contribuir a una oportunidad real de mejora:
Paciencia
Todos sabemos que la paciencia es una virtud, pero cuando se trata de incontinencia, a menudo es una virtud difícil de encontrar. Trate de no culpar a nadie por los reveses. En su lugar, brinde estímulo positivo y haga todo lo posible por mantener un buen sentido del humor; le dará sus frutos de muchas maneras.
Persistencia
El progreso puede ser lento, pero no te rindas. Tener una actitud positiva y establecer objetivos sensatos puede reducir la frustración de todos.
Planificación
La incontinencia se trata de sorpresas y, por lo general, ¡no son agradables! Tómese el tiempo para programar actividades (incluso las sencillas que hace en la casa) y asegúrese de cumplir con ese horario. La planificación de las comunicaciones es igualmente importante: asegúrese de que los maestros, cuidadores y cualquier otra persona que comparta la responsabilidad con el niño sepa lo que necesita saber sobre la situación del niño y pueda tomar las medidas adecuadas si es necesario.
Práctica
Nunca sabes qué funcionará hasta que lo hayas probado y, en la mayoría de los casos, eso significa intentarlo y volver a intentarlo. Pruebe diferentes tratamientos, solicite recomendaciones a los profesionales de la salud y compruebe usted mismo si hay determinados productos o programas que funcionen para usted.
El progreso es posible
Puede que no siempre parezca que estás llegando a alguna parte, pero hay miles y miles de familias que pueden decirte de primera mano que el esfuerzo que hagas hoy realmente puede traducirse en resultados en el futuro. Puede que no siempre sea realista esperar una cura, pero hay cosas que usted puede hacer (tácticas, tratamientos y productos) que pueden hacer que su ser querido se sienta mucho más cómodo y su vida mucho más fácil.
Es importante tener en cuenta que muchos niños con autismo no tienen problemas de incontinencia y, para aquellos que sí los tienen, la gravedad de su afección puede variar mucho. Además, muchos niños continúan desarrollándose con el tiempo y pueden mejorar su condición con la ayuda e instrucción adecuadas de un cuidador.
Para obtener más ayuda sobre cómo abordar la incontinencia en niños con discapacidades, descargue nuestro folleto Apoyo para la incontinencia en niños con discapacidades.